ABSTRACT
Se presenta el caso de un paciente que presenta tumofacción de pared abdominal de localización umbilicalcon una evolución de 4 semanas y presencia de derrame parcial mínimo seropurilento del mismo en las últimas tres semanas acompañado de alteraciones imflamatorias de la piel y que aparentemente no estaba condicionado por una alteración o infección intraperitoneal.
Subject(s)
Humans , Male , Female , Adult , Urachal Cyst , Urachal Cyst/classification , Urachal Cyst/diagnosis , Urachal Cyst/rehabilitation , Urachal Cyst/surgery , Branchioma , Branchioma/diagnosis , Branchioma/metabolism , Branchioma/surgery , Branchioma/therapy , Urachal Cyst , Urachal Cyst/diagnosis , Urachal Cyst/surgerySubject(s)
Humans , Male , Female , Infant, Newborn , Congenital Abnormalities/genetics , Embryonic Structures/embryology , Head and Neck Neoplasms/diagnosis , Head and Neck Neoplasms/therapy , Branchioma/diagnosis , Branchioma/therapy , Dermoid Cyst/diagnosis , Dermoid Cyst/therapy , Branchial Region/abnormalities , Thyroglossal Cyst/diagnosis , Thyroglossal Cyst/therapyABSTRACT
Presentamos dos casos de quiste branquial, diagnosticados y tratados quirúrgicamente en el Servicio de Cirugía General del Hospital Municipal Dr. Francisco A. Rísquez de Caracas, siendo éstos los únicos casos observados en nuestra Institución durante 10 años (1982-1992), del reinicio de las actividades quirúrgicas. Nuestros pacientes, de 17 y 20 años, consultaron por gran tumoración cervical, de un año de evolución, ambas localizadas en el borde anterior del músculo esternocleidomastoideo. El diagnóstico se realizó mediante la citología por punción con aguja fina, ultrasonido cervical y TAC. El tratamiento consistió, en la exéresis de la tumoración a través de una cervicotomía transversa. Las anomalías congénitas de la segunda hendidura branquial, dan origen a esta entidad, descubriéndose con mayor frecuencia en la 2da. década de la vida, siendo su ubicación más frecuente en el borde anterior del esternocleidomastoideo, en la región de la bifurcación de la carótida primitiva. En vista de que estos quistes tienden a infectarse, se recomienda su extirpación